miércoles, 6 de febrero de 2013

Médicos: a Dios unos le rezan y otros lo esnifan

ROSA VALLE- Los médicos, el gremio, no me caen bien. Desde mis contactos adultos, como universitaria, primero, y como profesional (de otro palo, se infiere), después y ahora, me suscitan antipatía. Ese halo de endiosamiento y autoridad distante...

Una, paciente suya desde el instante mismo en que asoma al mundo, comprende la actual precariedad de sus condiciones laborales; los abusos a los que, como sector público, les someten, desde arriba; la mala e inexistente educación del vulgo con que lidian; la singularidad de sus jornadas... Pero, cachis, no son ellos los únicos que padecen esas penas profesionales. Pregúntenle a un periodista -cerquita, sin ir más lejos-, a un camarero o a un abogado de oficio, a ver si ellos no lidian con la misma tropa de plebe e indecencias.

Pero claro, ya se sabe que la responsabilidad que tiene un médico se llama "vidas humanas" y eso les hace superiores, es cierto. No se rechista. Sin embargo, eso no les exime de practicar, además de la medicina, la humildad y la humanidad. Que a muchos se les olvida. Amén del paternalismo con que, de forma estándar, tratan a la mayoría.
Las generalizacines son odiosas e injustas y estoy generalizando. Cierto; ya dije en la primera línea de este post que hablo del "gremio". No de sus individuos, que hay personas, médicos y enfermeros, estupendas en la Viña del Señor.

Por suerte, las simpatías y antipatías bailan cuando uno es permeable y receptor. Un reciente contacto con el gremio médico me obliga a comerme con patatas (y muchas sal) la foto descrita. El área de Cirugía sin Ingreso del Hospital de Cabueñes, en Gijón, funciona chapó. Los médicos, y sobre todo y principalmente las enfermeras, destilan autoridad de la humana, de la que crea empatía y confianza, que es lo que a uno le hace falta cuando ocupa aquellas camas. Más pendientes y atentos a cada enfermo que un camarero en un restaruante de lujo, luego vacío. Así, da gusto. Y digo yo: ¿esos profesionales hospitalarios (en la doble semántica del término) no están también quemados, explotados y magullados por la tijera que hoy todo lo recorta? Pues va a ser que sí. Y a Dios le rezan, pero no lo esnifan.

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