R.V.- Si el Antroxu
ye irreverencia, transgresión, guasonería…, que este año nos pongan ración
doble. Porque vamos a necesitarla. Quién se acuerda ya del sentido
contra-religioso, de desfogar de cara a la austera Cuaresma. Hoy la mascarada
de febrero cobra otro sentido.
Con los años, las obligaciones y unos cuantos trasiegos echados a la chepa, pues un@ se vuelve más perezosón para esto de cambiar de traje y poner cara de perru o de Dracu-Laura. Pero, cachis, esta tradición tan terapéutica bien vale un esfuerzo. Sacudamos la vagancia y a revolver el trasteru y perder la vergüenza.
Cuando yo era guaja nunca entendí por qué mis padres jamás se disfrazaban. Quiero predicar con el contra-ejemplo.
Con los años, las obligaciones y unos cuantos trasiegos echados a la chepa, pues un@ se vuelve más perezosón para esto de cambiar de traje y poner cara de perru o de Dracu-Laura. Pero, cachis, esta tradición tan terapéutica bien vale un esfuerzo. Sacudamos la vagancia y a revolver el trasteru y perder la vergüenza.
Cuando yo era guaja nunca entendí por qué mis padres jamás se disfrazaban. Quiero predicar con el contra-ejemplo.
Que ni las telarañas de la cartera, ni el esperpento nacional ni el futuro color boina nos amarguen la fiesta.
¡Tod@s a antroxar!
P.D= Sin ser mi preténsión, me ha salido un pregón.